El Aikido es un sendero para armonizar nuestra mente y espíritu reflejando esta unión a través del cuerpo. La meta más elevada de este arte marcial es buscar nuestro enemigo interior, encontrarlo, enfrentarlo y vencerlo transformándolo, con amor, en paz y armonía. En el movimiento corporal, el Aikido nos ayuda a tomar conciencia de nuestra actitud mental, emocional y espiritual dándonos así la oportunidad de construir nuestra propia vida en un sendero de aprecio y armonía con la naturaleza.
El Aikido desarrolla:
La habilidad de defensa eficaz y sin violencia contra un ataque físico.
La estabilidad mental, emocional y física.
La mente en calma y la confianza en sí mismo.
Una actitud más relajada, basada en la paz con uno mismo y con los demás.
Capacidad de reacción, flexibilidad, tonificación muscular y la buena salud.
El despertar en el conocimiento interior y la capacidad de entenderse a uno mismo.
Además, el Aikido es beneficioso para la salud. Debido a que el movimiento corporal en este arte marcial es natural, induce a la calma y a la relajación. El Aikido es manantial de energía positiva; se debe mantener esto en mente al practicar este arte.
Como la práctica se realiza con un compañero, usted aprende de otros y los otros aprenden de usted. Esta forma de aprendizaje crea un ambiente abierto y saludable en el Dojo (Lugar de práctica de la vida).
El despertar en el conocimiento interior y la capacidad de entenderse a uno mismo.
Además, el Aikido es beneficioso para la salud. Debido a que el movimiento corporal en este arte marcial es natural, induce a la calma y a la relajación. El Aikido es manantial de energía positiva; se debe mantener esto en mente al practicar este arte.
Como la práctica se realiza con un compañero, usted aprende de otros y los otros aprenden de usted. Esta forma de aprendizaje crea un ambiente abierto y saludable en el Dojo (Lugar de práctica de la vida).
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